Y sí, se disfruta mejor a cucharadas.
Después de la pandemia y con la incertidumbre de no tener un trabajo estable, decidimos darle vida a un sueño que llevaba años guardado: el de mi mamá, hacer tortas. Empezamos desde cero, literalmente. Sin horno, horneando en la estufa, viendo tutoriales en internet y probando receta tras receta con las manos llenas de ilusión (y a veces de harina). Así, desde nuestra cocina y con mucho ensayo y error, nació lo que hoy es Lonche Té.
Al principio vendíamos a nuestra familia. Luego llegaron las recomendaciones, el voz a voz, los primeros encargos… y sin darnos cuenta, ya estábamos construyendo una marca. Nuestra idea inicial era ofrecer tortas para tardear, para las tradicionales "onces", pero la demanda nos llevó a hacer tortas personalizadas, y con eso, a crecer.
Llegó un punto decisivo: elegir entre un empleo estable o lanzarnos de lleno a este sueño. En ese momento no pudimos continuar... pero nunca dejamos de imaginar el regreso.
Hoy, después de unos años, volvemos con cucharas en mano y el corazón renovado, decididas a conquistar de nuevo sus antojos con los postres más ricos, más auténticos y hechos con más alma.
Lonche Té está de vuelta, y esta vez, se disfruta a cucharadas.